Diversifica y gana: Lo que nos espera en el movimiento ambientalista
Pr Raúl M. Grijalva (D) Arizona
“Debemos cultivar liderazgo y personal que refleje a las comunidades.”
Mientras el país celebra el Día de la Tierra esta semana, queda claro una vez más que a pesar del progreso que el movimiento ambientalista ha tenido en los últimos 50 años, algo falta. Y lo que hace falta es la diversidad étnica y racial tanto en el movimiento ambientalista nacional como entre aquellos que lo subvencionan. Por lo tanto, tenemos que hacer algo al respecto ya para poder enfrentar los retos que deben ser asumidos ahora mismo y en los años que vienen.
Estos retos se han multiplicado desde el primer Día de la Tierra hace 45 años, integrando una variedad de temas relacionados a la salud pública y los derechos civiles que afligen la vida cotidiana de las comunidades diversas en el país. Sin embargo, estudios señalan que aunque el movimiento en sí está diversificado, las grandes organizaciones científicas y de abogacía ambientalista, las fundaciones y las agencias ambientales del gobierno, siguen siendo lideradas y llevadas por personas blancas.
Aclaro que esto no se trata sencillamente de la diversidad en sí. A medida que las prioridades ambientales principales evolucionen y se conecten cada vez más a temas de importancia para las comunidades de color, es evidente que la composición étnico-racial del movimiento ambientalista de la época de nuestros padres ya no encaja la realidad actual. El tema que nos preocupa a todos— el cambio climático— tiene que ver con los derechos civiles así como la salud, la economía y por supuesto, el medio ambiente. Y, la falta de diversidad en este campo demuestra una gran falla en el movimiento ambientalista actual.
¿Por qué debemos darle importancia?
Para empezar, el movimiento ambientalista debe mejorar sus capacidad de identificar y dar solución a los problemas ambientales y de salud pública presentes en las comunidades más afectadas. No es casualidad que las comunidades más afectadas son las de color. Por ejemplo, estudios demuestran que los latinos son tres veces más propensos a morir por causa del asma que cualquier otro grupo étnico o racial. Esto se debe en gran parte a las brechas socioeconómicas, de vivienda y en el cuidado de salud que divide a nuestro país— factores que nos exponen a respirar aire contaminado.
Los peligros de la polución dentro y fuera del hogar se han convertido en una plaga para la comunidad hispana. ¿Cómo puede un movimiento que carece de diversidad en su liderazgo estar equiparado para aliarse con organizaciones y líderes de las comunidades de color para enfrentar este tipo de situaciones con efectividad? La respuesta es sencilla: debemos cultivar liderazgo y personal que refleje a las comunidades que estas organizaciones deben estar atendiendo.
Dado esto, no es sorprendente que las encuestas indican que los latinos son más propensos a considerar el cambio climático como un tema extremadamente o muy importante a nivel personal, y que figuren entre los aliados con mayor fuerza que apoyan acciones para detener el cambio climático. También, somos uno de los segmentos de la población con mayor crecimiento y votamos. En estos momentos que los negadores del cambio climático y las empresas contaminantes con muchos recursos están tratando de tomar la delantera y revertir el progreso ambientalista, el movimiento va a necesitar todos los amigos que puede conseguir. Las alianzas y la colaboración entre todas las partes interesadas es cada vez más importante, y el movimiento nacional puede salir adelante demostrando que es inclusivo, no restrictivo, a la hora de contratar y promover a las personas.
Afortunadamente, existen señales de que un cambio está por venir, particularmente en la transparencia necesaria para que este problema sea analizado y solucionado debidamente. Desde el lanzamiento del informe de Green 2.0, más de dos docenas de los grupos nacionales de abogacía ambiental y ocho fundaciones grandes comenzaron a publicar información sobre la diversidad de su personal y liderazgo en GuideStar, un portal web público que mide la transparencia de información entre las ONGs y fundaciones, lo cual nos brinda un punto de referencia para medir la diversidad y encaminarnos hacia cambios positivos.
He escuchado decir que simplemente no hay estadounidenses de color con las destrezas necesarias para esta línea de trabajo. Esto no lo creo para nada. Lo que hace falta es la voluntad de seguir adelante y luchar por la diversidad.
Déjame ponerlo en el contexto del paisaje desértico donde crecí y que ahora represento en el Congreso. Muchos de los turistas comentan sobre lo desolado que parece ser. Pero aquellos que conocemos estas tierras sabemos que cuando observas de cerca, el desierto está lleno de vida, belleza, y significado cultural e histórico.
Así mismo hay una abundancia de talento y potencial en las comunidades de color— más que suficiente para meterle vida a este movimiento con las herramientas, la pasión y las destrezas prácticas y relevantes para enfrentar los complejos retos de la polución, el cambio climático, la energía limpia, aire, agua, y tierra. Estoy convencido que con un cambio en actitud y una estrategia más firme al contratar y promover personas de comunidades diversas, el movimiento ambientalista en este país estará mejor preparado para avanzar decididamente— como debe ser— y tomar la rienda en la protección de la salud y las oportunidades de cada comunidad.
También, hay una abundancia de evidencia y experiencia que indica que las organizaciones son más fuertes cuando reflejan el mosaico estadounidense que atienden. Dado la oportunidad de formar parte y liderar en este gran movimiento ambientalista, nuestra comunidad contribuirá en gran medida al fortalecimiento de esta lucha para que toda familia tenga la oportunidad de alcanzar el Sueño Americano.
Raúl M. Grijalva es congresista en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, representando el 3er distrito congresional de Arizona. Es el líder demócrata en el Comité de Recursos Naturales.